jueves, enero 11, 2007

No me gusta tu NADA

Antesdeayer que andábamos por ahí sin ningún rumbo definido hablando sobre nada en especial, y luego de haber comido una nada mas o menos rica, llegamos a la conclusión de que todos nosotros, eso es la humanidad entera, no hacemos más que nada por la vida. Parece que estamos haciendo algo, eso sí, pero no llega nunca a ser de tal manera; todo lo que hacemos es nada, significa, y nos lleva a la nada. La diferencia básica entre no hacer nada y no hacer nada es entonces la forma en particular por la cual llegamos a hacer nada.

- Me llegan esos, al final no hacen nada
- Si pues
- Aunque en realidad yo tampoco hago nada
- Si, yo tampoco, pero me gusta más mi nada que la nada ajena
- ¡Verdad, a mí también!

Siendo la forma el enfoque que le damos al acto de hacer nada, esta termina siendo determinante y nos define como personas. Así, podemos distinguir entre varios tipos de humanos-nada. Se me ocurren por ejemplo los nada-hablantes. Esta clase de humano-nada se dedica a hablar sobre nada y por lo tanto su discurso nunca lleva a nada. Ejemplo claro de esta clase de persona lo constituyen los pseudo-políticos de mi querida alma mater. También están los nada-responsables, esos que se dedican a mandarse proyectadas sobre la sociedad, la igualdad, etc., y al final terminan haciendo nada. El nada-burócrata es una raza común de nada humano y me encuentro rodeado de ellos todos estos días infinitos de verano; se desloman como hormigas y al final nada.

Probablemente la peor característica de los humanos nada no sea eso, digo, que hacen nada puesto que todos somos así, está en nuestra naturaleza. El peor defecto en el que incurren los humanos-nada, y de hecho lo hace la mayoría, es no darse cuenta de que están haciendo nada sino que, por el contrario, hacen mucho, lo cual no existe. Creo que sólo abrazando la verdad podemos llegar finalmente a una forma de hacer nada que nos dé la plenitud de sentir que hacemos nada y lo hacemos bien. Por suerte he sido entrenado en hacer nada durante toda la vida, y hoy en día puedo decir que hacer nada me hace feliz. Claro que, a veces hacer mucha nada puede resultar agotador, pero uno tiene que, por un lado encontrar un balance y por otro aceptar la responsabilidad que hacer nada trae siempre consigo.

1 comentario:

marcia dijo...

muy bueno.....estoy de acuerdo con el problema no es hacer nada sino creer que se hace mucho....mirandolo ahora soy feliz haciendo mi nada, pero tiendo a creer a veces que hago mucho.


cariños